Hoy fue la marcha de los caballos sangrientos
pasaron frente a mi ventana
destruyendo todo a su paso
ni el frío ni la nieve
sirvieron para detenerlos
uno de ellos volvió su cabeza
y se detuvo un par de segundos a observarme
su relincho me paralizó de miedo
y amagó darse la vuelta a mi edificio
pero siguió galopando
seguramente tenia algo más importante que hacer
que subir a tomar el té
con un observador
que no gusta de las apuestas.
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