May 1, 2007

Sorprendiendo a la lluvia

Hoy llegué cerca de las 12:00 horas a Valdivia. Estaba nublado y el cielo amenazaba con una lluvia poderosa, pero no pasaba de la amenaza.

Luego de haber caminado unos 10 minutos, llegué a casa. Me cambié para salir a trotar y sorprender a la lluvia. Sí, quería sorprenderla porque tenía un gran deseo de mojarme mientras trotaba, como hace más de diez años cuando la lluvia me bañaba remando en el río Calle-Calle. Esta vez quería sorprenderla trotando y escuchando de fondo la música adecuada.

Y así fue. Troté hasta el terminal de buses sabiendo que debía romperse el tapón de las nubes y comenzar a gotear hasta que el agua cayera a raudales. La sorprendí justo cuando escuchaba el disco A Kind of Blue de Miles Davis. Lo disfruté como no lo hacía hace tiempo: trotando, escuchando blues y empapado hasta los huesos, pero sin frío.

A mitad de camino me topé con mi mamá trotando en sentido contrario, nos chocamos la mano y comencé en ese momento mi último tramo para llegar a casa. Algo agitado logré llegar a la meta. Me costó mucho sacarme la ropa al entrar a la ducha. La tenía adosada al cuerpo por la humedad.

Mientras me duchaba, recordé la imagen que me sorprendió más en este trote: en las escalas de una Iglesia Evangélica cuatro gatos, cada uno en escalones seguidos. Quise fotografiarlos pero no traía conmigo la cámara.

No importa. Sorprendí a la lluvia.

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