Después de un par de años me volví a encontrar con mi amiga Marianne Esquina. Fue como si no nos hubiéramos visto en pocos días, conversamos con la misma confianza y soltura que cuando éramos un par de adolescentes inseguros y ávidos de conocimiento. Ahora somos un par de jóvenes buscando puntos de referencia estáticos para dimensionar los cambios que nos han ocurrido en estos años, ella en Alemania y yo rondando las ciudades del sur de Chile, y parece que nuestra añosa amistad es uno de esos puntos. Mariannita sique teniendo esa voz bajita, que cuando habla en voz baja no se le escucha nada. Además andaba medio mal de la garganta, por lo cual creo que yo hablé más que ella, pero tampoco fue novedad.
Fue agradable encontrarme de nuevo con ella y conversar, pero me contó algo que me dejó marcando ocupado y que aún se pasea como un fantasma, atravesando las paredes que separan mis pensamientos, uniéndolos con un hilo de desencanto. No es sobre ella o sobre mí, pero sobre algo que influye en esas referencias estáticas de las cuales hacía referencia en el párrafo anterior.
2 comments:
wow...uno de los verdaderos blog que he visto....muy bueno... y mejor no lo dijo... seria demaciado copuchento
gracias por tu comentario. Cualquier tema que quieres comentar al respecto de lo que escribo aquí, sólo házmelo saber.
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